Águila Roja

viernes, marzo 23, 2007

Un día...Estupendo

Cada vez estoy más en consonancia con ese lema que tenían los edonistas de CARPE DIEM.Con la siguiente historia entederéis por qué: me levanté una mañana tranquilamente, me desperté con una refrescante ducha de agua y bostezando a los cuatro vientos lo bien que había dormido. Con estas primeras acciones no podría esperar el día tan atípico que me esperaría.

Tras desayunar un buen tazón de chocolate, me puse a ver Los hermanos Marx en el Oeste. Grandes escenas que tiene, por cierto, como todas las que hicieron. Al finalizar la película, terminé de ordenar mi cuarto, tarea obligada al tener por delante una ardua mudanza. Finalizada ésta, mis padres y yo llegamos a un sitio de punto limpio todos los carteles, papeles y demás sucedáneos. A partir de ahí, el día resultó ser un maldito caos: eran las 17.05 p.m. A las 18.00 p.m. tenía que ir a buscar a unos chiquitines que cuido. Pensé que tenía tiempo de sobra para lavar el coche ¡Maldita la hora en que se me ocurrió pensar esa desfachatez!

Una vez que llegué al túnel de lavado de la empresa GRUPASA (importante este dato), pagué la cuota de lavado (8,50€) que, por cierto, cada año ha aumentado exageradamente el precio, y a continuación esperé a que me secarán el coche por fuera y por dentro. Las personas que hacen esa labor son inmigrantes: ecuatorianos, africanos, árabes,etc. Con esto quiero decir que cabe la posibilidad de que estén pagados por cuatro perras por el empresario de turno. Por eso, me extrañó lo que vi en sus formas de actuar, no tenían ningún cuidado en sus labores, cosa que no me alegró ya que vi en peligro mi vehículo. Cuál fue mi sorpresa cuando al ir a encender el motor, me encontré el cenicero destrozado. No podía cerrarlo, cuando lo normal es que la naturaleza de su funcionamiento fuese la de estar cerrado y no al revés. Ante tal ofensa visual, primero llamé la atención de la persona que me lo había limpiado. Con el poco idioma que conocía, mentía una y otra vez sobre que no había sido él, que ya estaba así. Además, según él, "no limpia por ahí". En el caso de la primera respuesta, ya me sentía ofendido por encontrarme el cenicero así como para que me viniese un trabajador de la empresa diciéndome que estaba mintiendo según sus afirmaciones. En el segundo, si no limpiaba esa zona quería decir que hacía mal su trabajo, porque su deber es limpiar todo el habitáculo. Por cierto, sería una contradicción más de las muchas de las que me percaté, ya que, más tarde, cuando vino el responsable a ver lo que había ocurrido, dijeron que si se toca es imposible que se rompa así de fácil.¿Dónde está el truco Mr. Houdini?

A todo esto, ya eran las 17.50 h. Mi nerviosismo iba creciendo al ver que ese asunto no se solucionaba y que tenía que ir a buscar a los niños (menos mal que estaban mis padres para ayudarme). Además, la situación en la que me encontraba era la de no tener las llaves de la casa de los chicos. Con lo cual, tenía que volver a casa para recuperarlas, cosa que no hice al final. Me las arreglé como pude.

A las 17.55 horas, hablé con el responsable y la única solución que dio fue que le llamase al número que me dio en una tarjeta y que preguntase por cierto nombre. En esa posterior comunicación, les detallaría cuál sería el coste del precio del arreglo, presupuesto que me harían en la casa opel. Así que de esta forma se quedó la situación. El siguiente paso: ir a la Opel a ver si el arreglo es fácil y me lo cubre la garantía del coche, que tiene menos de un año de vida madrileña. La otra opción sería que me lo pagase el grupo GRUPASA que se escudaría en que es mi palabra contra la suya, anomalía que no llega a ningún fin.

La conclusión de todo esto: Estamos completamente vendidos. Es un tipo de justicia basada en la injusticia en la que es la palabra de dicha empresa contra la mía y contra eso no se consigue hacer nada al no poder aportar pruebas de que el cenicero estaba bien. Aunque visto desde los existencialistas, ojalá que todos los problemas fuesen de esta minucia casuística.

1 Comentarios:

Blogger Zola said...

Joder qué bajón. Esto se parece a lo que me hicieron a mí los jilipollas (sí, sí, con "j", que también se peude escribir así) de Vodafone, como ya expliqué en mi blog.
Que desastre de empresas de mierda.

18:04  

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